La convocatoria había corrido por redes sociales y boca a boca en el barrio Tablada: vecinos y vecinas se iban a reunir este lunes a la noche al lado del Club Necochea, en el 3571 de la calle homónima. Pero al atardecer, alguien llegó en un auto y con una ametralladora descargó por lo menos 36 disparos contra el portón de chapa de la fachada. Al otro lado, hay departamentos donde residen familias. Por milagro, ningún proyectil impactó en una persona.
El atentado agravó el hastío y la angustia de quienes habitan esas calles que claman al Estado alguna garantía mejor para vivir en paz. Semejante alarde de violencia armada, a media cuadra de bulevar Seguí, desactivó la reunión en ciernes, pero los vecinos siguen en pie.
Una versión extraoficial, que la fiscal Georgina Pairola deberá investigar, relaciona esta balacera con el joven que este martes amaneció maniatado y liquidado a tiros en Esmeralda y Quintana, y con el asesinato de Marcos Camino y de su bebé de 1 año y medio, el sábado en barrio Larrea.
El móvil de Sí 98.9 y Rosarioplus.com recorrió el vecindario en carne viva y recogió testimonios.
«Dada la inseguridad que estamos padeciendo en Tablada, habíamos convocado a los vecinos a un corte por primera vez en Necochea al 3500 para pedir presencia policial y de Gendarmería, pero presencia activa, en territorio y no como hacen, que andan paseando en las trafics verdes, no bajan a caminar la calle, no se meten en los pasillos. Estamos padeciendo hechos violentos, robos como nunca antes. La convocatoria era a una reunión pacífica, ejercer nuestro derecho a reclamar», expuso una habitante de la zona.
«Pero 15 minutos antes pasó un auto a 50 metros de la convocatoria y con una ametralladora irrumpieron en la casa por Necochea, al lado del club: dejaron 36 impactos donde viven 12 familias», completó la mujer su relato.
Otra persona del lugar –todas las que aceptan hablar lo hacen a condición de mantener su identidad en reserva– se quejó de que «acá los narcos andan con las motos, sin patentes, sin casco, nadie los para. Yo, en cambio, salgo con todo al día y me paran a los 200 metros para revisarme».
El planteo es recurrente. «Tablada está estigmatizada como lugar de delincuencia y narcotráfico, pero la mayoría somos docentes, comerciantes, gente de buen vivir, con valores para rescatar», acotó un vecino.
Entre los malestares que apunta el vecindario se cuenta la ausencia de una repartición policial cercana, como lo era la comisaría 16ª, en Ayacucho al 3300, cerrada durante la gestión de Maximiliano Pullaro en el Ministerio de Seguridad. «Ahora para radicar una denuncia tenemos que ir hasta la seccional 15ª (Sarmiento al 4300), y ahí tienen un territorio tan grande que es imposible que puedan abarcar tanto», dijo una de las voces del descontento.
Mientras tanto, en el seno de la investigación que recién comienza, una línea vinculó el atentado a balazos como amenaza disuasoria a los vecinos con el crimen mafioso descubierto esta madrugada en Esmeralda y Pte Quintana. Allí, sobre la vereda, apareció el cuerpo de un hombre joven, atado de manos y con los ojos vendados. Tenía múltiples heridas de bala. Una fuente de la pesquisa lo señaló como uno de los ocupantes del auto desde donde había partido la metralla contra la casa de Necochea 3571 donde iba a realizarse horas antes la reunión vecinal.
La hipótesis atribuye el asesinato como una represalia por los crímenes de Marcos Caminos, de su hijo de 1 año y medio, el sábado a la tarde en Colombia 1300 bis, en el noroeste de la ciudad, barrio Larrea. Y como telón de fondo, el eterno enfrentamiento entre las facciones que se disputan el narcomenudeo en barrio Tablada: los Funes versus los Caminos.